“Los Espíritus que son llevados
a reunirse por la semejanza de sus gustos, la igualdad de su nivel moral
y el afecto forman familias. (...) Pero, como quiera que no sólo
para sí mismos han de trabajar, Dios permite que otros Espíritus
menos adelantados encarnen entre ellos, para recibir consejos y buenos
ejemplos, en bien de su progreso. Éstos ocasionan a veces perturbaciones
a los otros, pero en ello consiste precisamente la prueba, ahí
está la tarea” (ESE)
En 1983, promovimos el debate sobre la enseñanza,
a nivel universitario. En biología y en biomedicina la deserción
de los alumnos incentivó el estudio de las causas (3,4). ¿Será
la deserción el reflejo de un estado social, de una mala conducción
administrativa que, además de ser abortiva, favorece las circunstancias
que pueden ser consideradas precipitantes? Investigaciones análogas
podrían explicar por qué algunos Centros Espíritas
tienen jóvenes conscientes, activos y otras no.
¡De un día para otro, el joven,
no quiere ir al Centro!
¿Qué hacen los padres frente a la resistencia religiosa?
Comportamientos polares
Hay comportamientos polares. El autoritarismo se puso
de manifiesto en la decisión de J. cuando le advirtió
a su hijo que perdería su mensualidad y el uso del coche los
fines de semana. Pero el hijo se consiguió un trabajo como “ayudante
de servicios generales” y sus amigos pasaron a llevarlo en coche
como acompañante.
La aceptación pacífica, sin mayores discusiones es lo
que encontramos en F. quien dijo “más tarde volverá”.
El padre desconocía la necesidad que los jóvenes tienen
de discutir. En esta fase ellos necesitan contradecir.
“En nuestra época no había discusión, los
padres mandaban, los hijos iban y punto final”, declara la madre
de R., de 16 años, quien vive buscando razones para no ir a la
Casa Espírita. Este es un hecho que aflige a los padres. Aunque
nacidos en familias espíritas, los jóvenes se sienten
atraídos por las ideas nihilistas. Esto hace surgir la falsa
idea de que el ángel de la guarda a veces se distrae.
Oímos una explicación sobre del respeto que se debe tener
en relación con el libre albedrío: “si estuviéramos
avanzando en la dirección de algo que nos enseñará
una lección valiosa pero difícil, ellos podrán
mostrarnos maneras más alegres de aprender la misma cosa. Si
resolviéramos persistir en el camino original, ellos no intentarán
impedírnoslo. Es incumbencia de nosotros, los padres, elegir
la alegría. Pero, tal vez aprendamos mejor a través del
dolor y del esfuerzo, que los guías espirituales no alejarán
a los niños de nosotros”.
¿Qué hacer?
Vacunar la mente infantil y juvenil con el fin de prevenir
la enfermedad causada por el microbio de la alienación (2).
¿Cuáles son las causas de la resistencia
que encontramos en el momento de ir al puesto de vacunación?
Las Causas Naturales
Hay causas naturales y legítimas. Durante el
período de crecimiento aparecen momentos naturalmente tumultuosos
como el de la “expansión subjetiva” conocido como
“descubrimiento de la realidad exterior”. Sobreviene el
dolor “por la pérdida de los padres ideales”, cuando
la imagen idealizada y mágica se choca con la realidad. Volviendo
a la deserción del joven de la casa espírita no podemos
olvidarnos que la rebelión contra la autoridad constituida, es
natural, en este período de la vida. Durante esta fase los jóvenes
son constantemente evaluados y aprenden a evaluar la fe de la familia.
Cuando encuentran padres espíritas de fachada se sienten frustrados.
El niño pasa a ser un adolescente cuando percibe que todos los
adultos son imperfectos. Más tarde, cuando pueda perdonar a sus
padres se convertirá en adulto.
Las causas legítimas
Por otro lado existen otras causas para la deserción.
1. Con mucha frecuencia, los jóvenes encuentran que las reuniones
son poco atractivas y que las exposiciones están muy lejos de
sus intereses;
2. Cuando encuentran temas que estimulan su curiosidad perciben que
esos estudios son mal administrados e impartidos por los evangelizadores
que, aunque bien intencionados, son incompetentes. Algunos son incapaces
de formular objetivos y de seleccionar estrategias adecuadas.
3. Otra causa legítima es el hallazgo de contradicciones. Lo
que se dice no es lo que se vive en el Centro. Esto último, es
más fácil de observar en el comportamiento de los padres.
Muchas veces los jóvenes aprenden que deben amar al prójimo
aunque los padres no vivan conforme a este precepto. Y esto hace que
los hijos se sientan traicionados.
4. Examinando las condiciones socio-familiares vamos encontrar la luz
en el fondo del túnel, especialmente cuando intentamos comprender
el impulso homosexual. En ese caso hay que considerar varias cuestiones
y mirar a través de las diferentes ventanas del edificio del
holismo espiritualista.
El hombre es un ser de carácter polifacético.
Para su análisis, se necesita emplear distintas formas de abordaje,
como los criterios estadístico, biológico, psicológico,
antropológico (psicoanalítico), familiar, político
y espiritual; los que están separados sólo por una razón
didáctica.
Cuando examinamos detenidamente las condiciones socio-familiares de
la homosexualidad encontramos un grupo familiar con problemas, donde
hay relaciones patológicas, entre padres e hijos. Es posible
encontrar progenitores confundidos, ausentes, sumisos, alcoholizados,
machistas, violentos, autócratas y dominantes.
El 22% de las mujeres transexuales sufrieron abuso sexual por parte
de los padres, y en el 37% de los casos, la relación entre los
padres fue muy conflictiva, dolorosa, distante (*). Un grupo semejante
fue encontrado en niños con tentativas de suicidio (**).
Abandonar las reuniones del Centro puede indicar la necesidad de romper
las amarras con un padre posesivo.
La solución
Podemos sugerir, pedagógicamente, la lucha en
favor de una causa justa. En la lucha contra el estigma de la lepra;
el aborto, las condiciones inadecuadas del Hospital Psiquiátrico
Espírita y el uso de las drogas hemos obtenido ayuda valiosa
de los estudiantes que participan de los grupos espíritas en
las universidades (***).
Dirigentes espíritas; padres y profesores pueden
dificultar
Con frecuencia, los profesores y los padres no comprenden
el verdadero alcance de las iniciativas anteriormente citadas. Piensan
que se trata de un trabajo muy puntual. Creen que estamos empleando
mucha energía en una actividad propia de los representantes del
poder público.
Muchos no perciben que en estas actividades de “lucha
contra”, en favor de una causa justa, nuestros jóvenes,
en realidad, se están protegiendo contra diversos argumentos,
que podrían atraerlos, si no fuera el caso de estar con la atención
concentrada en un acto de heroísmo, ejerciendo su ciudadanía.
Emplean tiempo y energía, es verdad, pero también se inmunizan
contra las enfermedades causadas por el microbio de la alineación
o de la desesperanza.
Cuando el mayor de edad participa en el apoyo logístico,
el choque generacional desaparece, y todos ganan. La Casa Espírita
que vive en el ensimismamiento, que no tienen niños ni tampoco
jóvenes, no estimula el surgimiento de nuevos colaboradores y,
en consecuencia, no tiene futuro.
Muchos dirigentes “desconfiados” son incapaces
de delegar responsabilidades. Son personas responsables que creen que
el joven aún no se encuentra, como ellos, apto para asumir determinadas
funciones. La falta de fe en el joven y en los orientadores espirituales
y el miedo al fracaso, llevan a la centralización de todo y terminan
por dañar a quienes tanto les gustaría beneficiar. Esto
es una causa de deserción.
Hay un cuento popular que trata de un científico
que quería estudiar sobre la vida del mayor comandante después
de su muerte. El investigador fue hasta el Cielo y le pidió a
San Pedro que le concediera una cita con el desencarnado, para obtener
así valiosas informaciones. Cuando estuvo frente al comandante,
el científico reaccionó diciendo que él no era
la persona con quien deseaba hablar: “A usted, yo lo conocí,
durante muchos años. Fue un simple zapatero en la ciudad donde
viví”. San Pedro aclaró: “Habría sido
el mejor de todos si hubiera tenido oportunidades y condiciones ambientales
adecuadas para su desarrollo”.
Aunque debemos caminar sin temor no seamos imprudentes.
La excusa de cultivar el coraje -cuando el arrojo no es necesario- es
comparable a una liviandad peligrosa”. Emmanuel aún nos
dice que “el equilibrio es fundamental, pues un corazón
temerario incendia cualquier servicio, arrasándolo. Pero un corazón
miedoso hiela el trabajo”.
A propósito de esta cuestión sobre el congelamiento, el
artículo “En la Universidad – ¿Indiferencia
o Miedo?” publicado en la Revista Internacional de Espiritismo
año LXXV(2): 77-79, marzo de 2000, dice que en algunas universidades
hay espíritas que temen ser identificados como adeptos de la
Doctrina Consoladora.
Jesús, el Guía y Modelo
En educación, los modelos de excelencia, son
de gran valor. Sin embargo, en la actualidad hay una tendencia en favor
de la desmitificación de los héroes. A causa de eso, los
jóvenes carecen de imágenes concretas de personas admirables,
que los ayuden en el esfuerzo por su evolución personal. Es natural
en la juventud desear ser o tener un héroe. Cuando el joven perciba
que, en su propuesta pedagógica, hay una concepción revolucionaria
con respecto a los dolores, tabúes y prejuicios, Jesús
será su guía y modelo.
Jesús propone una escala de valores que solamente héroes,
incluso los pequeños y anónimos, pueden poseer.
Habrá identificación con el Evangelio y desaparecerá
la crisis de identidad, frecuente en la homosexualidad, y oriunda de
un grupo familiar con problemas.
¿ Estoy exagerando?
Si al final, el joven, ¡sólo desea afirmar su independencia!
Recordemos que la rebeldía sin lucha, es decir,
cuando no encuentra la resistencia paterna, puede ser un fracaso para
el joven . Es ahí, entonces, que el joven puede buscar un nuevo
campo de batalla. Y la droga puede ser la opción. Todos los drogadependientes
dicen: “cuando yo quiera la dejo”. La aceptación
pacífica, sin resistencia alguna, es un comportamiento peligroso.
La aceptación, con el comienzo de algunas “batallas”,
utilizando estrategias apropiadas, es la mejor opción.
No estamos practicando el ejercicio ilegal de la psicología,
sino estimulando el intercambio de experiencias en el ejercicio legal
de la paternidad responsable.
Como padres y/o cónyuges aprendemos con el error y el acierto.
El error forma parte del proceso y debe transformarse en estímulo
para el crecimiento. Fue así con la mujer adúltera y no
lanzamos la primer piedra. Fue también, de esa forma, con el
paralítico, que el maestro hizo el refuerzo pedagógico:
“-Vete y no vuelvas a errar” (Juan, 8:11).
Somos Espíritus imperfectos. Si erramos debemos reparar el error
y recuperarnos, demostrando madurez emocional y salud mental.
Decirle a nuestro hijo que continuamos con nuestra creencia, pero que
respetamos su derecho de decidir por sí mismo, es fundamental.
Trabajar en el sentido de la maduración y de la fortificación
de la personalidad de los hijos, sabiendo oír en un diálogo
franco, coherente y seguro, es tan importante como incentivar el compañerismo,
el empeño y la responsabilidad en sus actividades que deben ser
variadas, desde el trabajo hasta los deportes, desde los estudios hasta
las diversiones.
La vacuna atrayente
La postura “intermedia”, adoptada por el
padre de S., quien decidió no asistir más a las reuniones
en la Juventud Espírita, nos pareció satisfactoria cuando
dijo que ella “era afable con la familia y con los amigos, se
esforzaba por ayudar a los otros y era voluntaria en una escuela para
niños con educación especial”. En verdad, ella no
iba al centro pero vivía espiritualmente.
El mejoramiento del hombre y la sociedad son los sectores que reclaman
mayor atención (5) incluso dentro del Movimiento Espiritista.
Frente a la rebeldía religiosa necesitamos hacer un alto y reflexionar.
La angustia vivida en la adolescencia es muy grande. La pérdida
del mundo infantil y la incorporación al de los adultos es un
período tan difícil, que la experiencia clínica
sostiene, que las hechos son tan intensos como los vividos por el adulto
ante la pérdida de un ser querido.
M., de 15 años, empezó a presentar síntomas de
la rebeldía religiosa. Los padres se detuvieron para analizar
la cuestión y finalmente concluyeron que también debían
evaluar el papel de la Casa Espirita. Hicieron un diagnóstico.
La mayoría de los asistentes era de mediana edad o más.
Las actividades para los jóvenes eran poco atractivas. Aplicaban
vacunas muy dolorosas. Decidieron buscar una casa más "joven"
en la que hubiera un programa completo de actividades para adolescentes.
Poco tiempo después comprobaron que su hijo no faltaba más.
Con la vacuna Sabin inmunizamos contra la enfermedad, incluso a los
niños que no habían concurrido a la asistencia pública.
La vacuna viva, indolora, es contagiosa. También buscamos alcanzar
el dominio afectivo a través de la vacuna triple. Aplicamos sólo
una inyección intramuscular y prevenimos tres enfermedades. Al
decirle esto a las madres, ellas se sienten sensibilizadas, y se adhieren
más fácilmente a la campaña de vacunación
aceptando mejor el dolor de los hijos por el pinchazo de la aguja.
El estudio Espírita no es sólo
para los niños
El joven en cuestión, se contaminó con
el estudio bien elaborado, y terminó contagiando a sus amigos
que pasaron a frecuentar las reuniones. Padres actualizados y activos
son evangelizadores directos e indirectos en la vacunación de
las mentes en formación. Existe el contagio del idealismo en
familia. Adoptando una posición firme, sin fundamentalismos,
deben estar preparados para una derrota eventual.
Inmortalidad y reencarnación. Allan
Kardec es la base fundamental.
El debate sobre los valores fue propuesto durante la
celebración del Día Mundial de Prevención del Uso
de Drogas. Cuando los jóvenes tienen y comprenden su propia escala
de valores y son capaces de explicársela a otros, pasa a ser
más fácil para ellos, expresar y justificar la decisión
de abstenerse de las drogas.
Los padres deben demostrarle a los jóvenes que para ellos la
religión no es una simple formalidad.
Si nos oponemos a determinados comportamientos debemos estar dispuestos
a aclarar las razones de nuestra posición. Para eso necesitamos
acompañar el palpitar de nuestro tiempo y tener nuestros argumentos
basados en las informaciones disponibles en los libros de la Codificación
Espírita.
Los jóvenes necesitan un nuevo orden de ideas que pueda traer
también una nueva ética de comportamiento. Es imprescindible
la noción de Inmortalidad, base de la doctrina del Cristo, tales
como se demostró en innumerables oportunidades.
Sin el conocimiento de las diversas evidencias científicas que
sugieren la inmortalidad del alma, no tiene sentido que se hable de
escala de valores, de reglas directivas de la conducta y del libre albedrío.
Pero demostrada la Inmortalidad y examinadas las consecuencias futuras
que se derivan de ella, la vida ganará otro sentido.
Sabiendo que retornamos con las mismas almas pero en diferentes relaciones
estaremos atentos al plano emocional y veremos con mayor nitidez que
la libertad tiene sus límites y compromisos. La educación
será un proceso de formación de valores y de liberación
espiritual. Desaparecerán las familias patógenas dónde
la educación es dirigida para el egoísmo y la comodidad,
familias que buscan el confort antes que el deber.
¡Eso es prejuicio!
En la sociedad actual todo es normal, todo está
permitido y sin culpa. Los padres deben prepararse para oír:
“- ¡Eso es prejuicio!”.
Sabemos que no debemos violentar las conciencias pero podemos señalar
otros caminos como alternativas menos dolorosas. Podemos y debemos trabajar
en el sentido de aumentar el nivel de conciencia de la sociedad donde
estamos insertos y a la que debemos servir. No hay duda que deberemos
buscar tener una vida moralmente sana, pero recordando siempre que en
la pedagogía de Jesús el error forma parte del proceso.
No nos quedemos encadenados a los errores del pasado, ni dejemos encerrados
nuestros amores, que fueron sorprendidos por el engaño.
Con “El Libro de los Espíritus” recordemos que los
valores enseñados en la infancia probablemente perdurarán
el resto de la vida. El ejemplo sigue siendo el de la joven voluntaria
en una escuela para niños carentes.
La educación da mucho trabajo pero, la criatura humana, es la
mayor inversión divina. Como la esencia de cualquier religión
es el amor, aclárele a su hijo rebelde que si a pesar que él
decida alejarse de la Doctrina Espiritista “el afecto que usted
tiene por él permanecerá incólume”.
Agradecimientos
Agradezco la colaboración de Jacqueline M.F.
Martins y Janaína Nascimento por la
traducción del original, y de Daniel E. Gómes Montanelli
y Pablo Rodrigo Fica Piras por la revisión del presente artículo.
(*) Dores, Valores, Tabus e Preconceitos. Editora
CELD.
(**) Suicídio infantil, NEU-RJ http://zap.to/neurj.
(***) "Campanhas" NEU-RJ.
Bibliografía
1. Fleming, A. 1979. Filhos que Rejeitam a Religião
dos Pais. Seleções do
Reader's Digest, XVI (97): 57-60. Condensado de "Womans Day. Fawcett
Publications, Inc". Nova York, 1978.
2. Formiga, LCD.1981. Vacinação - Desafio de Urgência.
Reformador (FEB), 99(1823): 61-64, fev., 1981. Compara as técnicas
de Evangelização e
Desobsessão, utilizadas pela Doutrina Espírita, com as
de Vacinação e
Soroterapia, utilizadas nas Ciências Biomédicas.
3. Formiga, LCD. 1983. Biologia e Biomedicina - Evasão Escolar.
Ciência e
Cultura, 35: 474-475.
4. Formiga, LCD. 1983. Paradoxo - Ensino de Ciências Biomédicas.
Ciência e Cultura, 35: 1655-1656.
5. Formiga, LCD. 1999. Ética, Sociedade e Terceiro Milênio.
Tendências do
Trabalho, 312 (agosto): 8-10, 2000. Elaborado com base na palestra,
"Ética:
educação para o terceiro milênio", durante
o Primeiro Congresso Interativo
Sobre Educação Para o Terceiro Milênio. "A
Educação da Alma é a Alma da
Educação". Centro de Convenções do
Barrashopping, RJ, RJ, Brasil, dezembro de 1999.
FRATERNIDADE, (Lisboa-Pt), 464: 3-8, fev. 2002.
Federación Espírita
Española
topo